Cuando tienes que leer por obligación tratar de leer más rápido es casi una necesidad. Eso pasa porque no estás suficientemente motivado y distraerse te resulta fácil. Sin embargo, es un poco frustrante estar estudiando y tener que releer las mismas páginas una y otra vez para enterarte. Esta ineficacia te aporta más desmotivación, convirtiendo tu tarea en infinita.
Preparar un examen complicado o unas oposiciones requiere de mucha paciencia con uno mismo. A veces nuestra autodeterminación es más sensible de lo que creemos y en momentos así no podemos decaer. Algo tan elemental como la lectura comprensiva o el leer más rápido es una pieza clave para mantener nuestra entereza.
Debes tener claro que vas a seguir adelante pase lo que pase, porque si lo dejas a mitad no habrá servido para nada. Seguro que te cruzas con el simpático de turno que te dice que superó la carrera a la primera y solo entrenó unas pocas semanas. Bueno, es posible que no esté siendo del todo sincero, pero dejemos a un lado las comparaciones deportivas.
Tienes que ser consciente de que nadie te va a regalar nada y seguir adelante aún cuando más duro sea. Solo ese esfuerzo te llevará al éxito, bueno, el esfuerzo y algún que otro truco. Ya hemos dicho que leer más rápido o leer mejor es importante. Si comprendieras cada concepto a la primera y, no tuvieras que invertir más tiempo del necesario, adelantarías más. Eso nos lleva a tu primera gran necesidad: adquirir una lectura veloz. Esto supone mejorar tu capacidad cerebral, tu agilidad y tu memoria.
Si consigues que tus esfuerzos sean al menos más efectivos, todo te será más fácil. Además, serás más consciente de tus progresos y eso te aportará motivación adicional para seguir adelante. ¿Una recomendación? Si haces las cosas bien a la primera solo tendrás que hacerlas una vez y si leer más rápido es el primer paso no esperes más. Ve a por ello.