Una lectura veloz supone estar por encima de la media. Es decir, si lo normal es leer unas 200 palabras por minuto, deberíamos superar esa cifra. Hay expertos como Ramón Campayo que asegurar que estar en la media significa perder el tiempo. Y es que Campayo ve más razonable moverse entorno a las 1000 o 1200 palabras por minuto. Un salto considerable. Por algo este campeón ostenta un Recordman Mundial, ha ganado 70 torneos internacionales y es considerado «el mejor memorizador del mundo».
Esas 200 palabras por minutos están muy lejos de la eficiencia. Dan a nuestro cerebro demasiado tiempo para divagar y eso dificulta la retención de los contenidos. Es decir, nos impide aprender y memorizar. Sin embargo, es algo sencillo de mejorar y con el entrenamiento adecuado más. Esto es posible porque la velocidad mental para memorizar es muy superior a la de lectura. Por ejemplo, en el cine podemos captar información equivalente a unas 60.000 palabras por minuto. Esto comparado con esas 200 palabras, como ves, es muy significativo.
Beneficios de la lectura veloz
Cuando entrenamos la mente para aumentar la velocidad de la lectura, reducimos el tiempo que invertimos en esta tarea. Es decir, terminamos antes. Y no hace falta mucho para notar estos efectos, de hecho verás que tus capacidad aumentan con la práctica. En pocas semanas habrás mejorado. Pero ¿qué supone realmente esa lectura veloz?
- Nos resulta más fácil concentrarnos y, por lo tanto, comprender lo que leemos. También somos capaces de dedicar más tiempo al estudio o a la lectura. Incluso nuestra vista se cansa menos.
- Adquirimos más vocabulario. Esto también permite que mejore nuestra forma de comunicarnos y de transmitir ideas o conceptos.
- Desarrollamos nuestra imaginación y nuestra elocuencia.
- Nuestra mente empieza a responder de forma más ágil. Somos más rápidos a la hora de acceder a nuestros recursos y recuerdos.
- Evita que nuestro «músculo» cerebral se atrofie. No es exactamente un músculo pero podemos establecer esta comparación por su respuesta al ejercicio. Por ejemplo, si te quedaras un mes tumbado en la cama inerte, al levantarte te dolería el cuerpo. Habrías perdido masa muscular y estarías débil. Si esto lo haces siendo joven podrías recuperarte con el ejercicio. Pero una persona mayor quizá sufra consecuencias irreparables. Ahora volvamos a nuestro cerebro. Si lo ejercitas puedes mejorar tus habilidades, pero si no lo haces terminaría por atrofiarse. Esa atrofia se traduce en enfermedades como el Alzheimer.
Empieza a ejercitar tu mente y no esperes más. Disfruta de todas las ventajas de la lectura veloz y mantén tu cerebro en forma.